07 mayo 2008

La evolución de las especies

Los creacionistas clásicos suelen decir que nunca se ha visto la evolución de ninguna especie. Esto no es del todo cierto y hoy vamos a contaros cómo ha evolucionado un tipo de lagartijas en los últimos 37 años.

El experimento empezó allá por 1.971 cuando un grupo de científicos trasladó 5 hembras y 5 machos de Lagartija italiana (Podarcis sicula) de una isla del mar Adriático (Pod Kopiste) a otra (Pod Mrcaru). Entre unas cosas y otras, no les volvieron a hacer caso y 36 años después, Anthony Herrel, junto a otros biólogos, volvió a la isla a ver las lagartijas.

En la isla de origen de las lagatijas, Pod Kopiste, las lagartijas eran como lo habían sido siempre: pequeñas, rápidas, comían insectos y los machos luchaban por controlar sus territorios. Sin embargo, en la otra isla les esperaba una sorpresa.

Las lagartijas de la segunda isla, Pod Mrcaru, además de insectos comían hojas. Principalmente las comían en primavera y verano. Las hojas podían llegar a suponer el 61% de su dieta. Era un cambio muy brusco para sólo 30 generaciones, así que tuvieron que analizar el ADN para estar seguros de que se trataba de la misma especie de lagartijas. Y lo era, a pesar de que ya no se peleaban por sus territorios.

Pero no acaba todo ahí, este cambio de comportamiento iba acompañado de cambios físicos. El cráneo es más ancho y más largo. Esto hace que sus mordiscos sean más fuertes, algo que no viene nada mal si en vez de blandos mosquitos te alimentas ahora de duras hojas. Además, sus patas son más cortas que las "originales" y son, por tanto, más lentas. No parece una gran desventaja si ya no te decidas a correr detrás de otros bichitos...

Pero el cambio más sorprendente estaba en el intestino de las "nuevas" lagartijas. Tienen unas válvulas que crean una especie de ciego en el que se acumula la hierba. Al igual que otros herbívoros, esto les permite acumular la celulosa de las plantas el tiempo suficiente para que sea digerida por las bacterias intestinales.

De una forma bastante rápida se han producido una serie de cambios tanto cuantitativos (cráneo mas grande) como cualitativos (aparición de las válvulas cecales) que han permitido adaptarse a estas lagartijas a un nuevo modo de vida (herbívoro). El nombre científico de este fenómeno no es otro que el de EVOLUCIÓN.

A modo de primicia, os dejamos una foto de estas nuevas lagartijas que nos ha enviado Katleen Huyghe, una de las autoras del estudio.

No hay comentarios: